Un día después de San Valentín, fecha especial para demostrar nuestro amor a los demás, queremos explicar cómo favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños.

Desde que nacen comienzan a sentir todo tipo de emociones, pero ¿saben reconocerlas y reaccionar antes ellas? Todo es nuevo para ellos, por eso, poco a poco tenemos que ayudarles en este camino que lleva a la inteligencia emocional.

Muchas veces, una rabieta de nuestro peque es fruto de la impotencia. Es el resultado de estar experimentando la tristeza, el enfado o el desacuerdo con algo, y es su única forma de expresarlo.

Hay cuatro emociones básicas: la alegría, la tristeza, la rabia y el miedo. Cada una de éstas necesita ser afrontada de una manera totalmente diferente, por eso hay que aprender a reconocerlas, explicarlas y gestionarlas dependiendo de cuál sea.

Cada emoción es la respuesta a una necesidad. Tenemos que tratar de establecer una fuerte relación con nuestros hijos basada en la comunicación. Demostrarles un modelo de madurez emocional es nuestra tarea como padres. Por lo tanto, una de las claves está en hablar con ellos sobre qué sienten. Debemos preguntarles si están tristes o enfadados, pero lo más importante, el por qué. Que verbalicen sus emociones les hará reflexionar sobre ellas y, poco a poco, saber controlarlas y canalizarlas.

Nuestra empatía, paciencia y serenidad deberán ser máximas. Por ejemplo, agachémonos para hablar con ellos. Estando a su altura seremos mucho más cercanos, abandonando esa postura impositiva que actúa de barrera. Reconocer nuestros errores o pedirles perdón si nos equivocamos son actos que nos acercarán a ellos y serán su modelo.

Para lo más pequeños la principal tarea es saber reconocer las emociones en sí mismos. Sin embargo, conforme vayan creciendo el objetivo cambia hacia reconocerlas en los demás. De esta forma desarrollaran su empatía y aprenderán a ponerse en lugar del otro.

Frente a situaciones adversas o desconocidas, las personas emocionalmente inteligentes suelen desenvolverse mejor ante las adversidades y ser más felices.

Y tú, ¿cómo les ayudas en su desarrollo emocional?

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