Iniciamos con este post una serie de artículos. ‘Nuestras docentes al habla’, una sección en la que nuestras profes, como profesionales de la docencia, nos hablarán de temas que seguro resultan interesantes. ¡Arrancamos con la seño Margarita!
Los niños son curiosos y exploradores por naturaleza, y el juego es el medio que utilizan para explorar el mundo que les rodea y también para comunicarse y expresar sus emociones.
Que los padres jueguen con sus hijos aporta beneficios a ambas partes ya que el aprendizaje es mutuo y se potencian las relaciones interfamiliares. Durante el juego los padres conocen mejor a sus hijos y aprenden cosas sobre ellos, y los niños por su parte refuerzan su autoestima, aprenden valores como compartir o ayudar, aprenden a ser tolerantes, y también desarrollan la creatividad e imaginación. Es un momento distendido y relajado para ellos, por lo que suelen mostrarse tal y como son. Son momentos ideales para conocerlos mejor.
Al juego se le debe dar la importancia que se merece, y los padres deben estar disponibles unos momentos al día para jugar con su hijo dedicándole toda su atención. Eso no significa que deban estar siempre disponibles ya que los niños también necesitan jugar solos y crear sus propios espacios según sus intereses. Además, el niño debe comprender que el adulto también tiene sus propios intereses y no siempre es el momento de jugar.
Yo, como docente, reservo un tiempo cada día por la mañana y por la tarde para jugar con los niños por el simple hecho de divertirnos. Juego con ellos en la alfombra, en la mesa o en el patio con la única intención de disfrutar de ellos, y ellos de mí: jugamos con los bebés, con los coches, los animales, a pillar, al escondite, miramos las nubes, buscamos tesoros… todo ello en un ambiente relajado, distendido y con infinitas muestras de cariño por parte de todos. Totalmente recomendable.
M.L. Educadora Xicotets Campolivar.