Después de la leche (alrededor de los 6 meses), la fruta y la verdura es de los primeros alimentos que introducimos en la dieta de nuestros bebés. Algunos peques se acostumbran de forma sencilla y a otros les cuesta un poco más de tiempo (y de esfuerzo por parte de los papis!) adaptarse a ellos.

Por lo general, es más sencillo que admitan la fruta por su sabor dulce. Y con la verdura suele costar un poquito más.

Hemos de saber que casi desde el 4º mes de embarazo, nuestro bebé ya comienza a distinguir, a través del líquido amniotico, los sabores que nosotras comemos. Con lo cual, es más fácil que, si durante la gestación hemos ido comiendo de forma regular ciertas verduras, les resulte menos extraño ingerirlos por sí mismos luego.

Del mismo modo que con la fruta, las verduras que suelen comerse mejor, son las más dulces: zanahoria, batata, calabaza…

Otro truco para que se familiarice cada vez más con las verduras es la textura: al principio tritúrala lo máximo posible para que la textura les resulte agradable y sencilla de tragar. Poco a poco y según vaya admitiendo el puré, ves triturándolas cada vez menos para que empiece a acostumbrarse a texturas más gruesas.

Si los primeros días rechaza los purés, no os pongáis nerviosos. Los bebés detectan cualquier estado de ánimo de sus papis y relacionarán el ‘momento puré’ a algo desagradable y puede que le cueste más tiempo. Si no hay forma de que tome nada, guárdalo y al día siguiente o en la siguiente toma, inténtalo de nuevo. Como ya sabréis, toda distracción es de mucha ayuda: juguetitos, cantar canciones…

Recuerda que no es recomendable (ni necesario) añadir azúcar o sal a las papillas. La fruta y la verdura ya las contienen de forma natural y solo estaríamos acostumbrando el paladar de nuestro bebé a sabores demasiado dulces o demasiado salados.

Y sobretodo, no te preocupes si al principio no come más que un par de cucharadas. Seguramente tendrás que completar la toma con leche, ya que la cantidad que habrá ingerido será insuficiente. Lo importante es que de forma progresiva vaya comiendo cada día un poquito más hasta que ya no sea necesario darle leche.

¡Mucha paciencia que solo son unos días hasta que se acostumbren!

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